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jueves, 19 de septiembre de 2013

Ángulos del cambio organizacional.

Creo que la principal función de utilidad de la edad es la de hacernos capaces de difuminar dogmas y borrarlos, aunque ¡quien sabe! Hace un par de semanas mi visión casi dogmática de las causas del cambio por suerte se derrumbó tras la lectura de un interesante artículo. Hasta entonces me había creído el argumento de que el cambio no se producía en las empresas porque las personas simplemente nos resistimos a cambiar (el patrón o camino que recorremos de forma habitual para resolver problemas). 

Creo que bajo mi misma creencia, muchas empresas aliviaban su "conciencia" justificando su incapacidad de adaptarse a la realidad porque su personal "se resiste" (ERE´s, despidos, cierre patronal... etc). Y sin embargo gracias a la experiencia encuentras con frecuencia a personas que te sorprenden por todo lo contrario, personas que tienen curiosidad por lo nuevo, personas que experimentando la novedad son activas, o incluso siéndolo parcialmente, al menos si que miran con positividad el aprendizaje de otras formas de hacer, e incluso de pensar. Con lo cual, bajo la propia creencia latía una sospecha que la hacía cuestionable, pero hasta que no das con los argumentos en contra, te apegas inconscientemente a tus creencias como si la vida nos fuera en ello (lastimando inconscientemente a quien no piensa igual, por omisión). 

Pues bien, el artículo que comento al inicio despejó esa sospecha de que mi creencia tal vez no era cierta y por ende, aquel argumento que no pocas empresas esgrimieron como justificante de su fracaso. Este artículo añade argumentos suficientes para que podamos tomar conciencia de algunas otras claves para que se produzca el cambio en las organizaciones.

Las empresas no son máquinas son organismos vivos, dice el artículo, porque se componen de organismos vivos y donde suceden los cambios es en las estructuras de sus relaciones y en las redes. Si la información novedosa es importante, el propio sistema de forma invisible la hace circular, elevándola al plano de la realidad, amplificándola y poniéndola sobre la mesa de trabajo, sobre el espacio de otra información que ya se apaga por antigua e ineficiente. Pero para dotar de "importancia" a la información novedosa, las organizaciones no pueden olvidar cuatro principios:

1. Las personas se comprometen con aquello que han creado. Si se las hace participar en la configuración de los nuevos modos de hacer, creerán importante lo que ellas mismas crearon.

2. Las personas no sólo obedecen órdenes, también reaccionan a ellas. Cada reacción es una percepción diferente del mismo estímulo, tratar de aprender de cada reacción aportará mejor entendimiento de lo que es importante para los demás.

3. No vemos la realidad, interpretamos lo que percibimos como real. Cada persona tiene un concepto de lo que es importante y si escuchamos y atendemos eso, tal vez, puliríamos mejor nuestro propio punto de vista y permitiríamos un espacio donde compartir recursos e ideas que nos aproximen al objetivo.

4. Para crear un sistema vivo, más sano, conéctalo a si mismo. El reto de la dirección está en hacer crecer las conexiones del sistema cuando éstas son fortalezas. Si usamos la comunicación de forma más fluida se podrían hallar áreas donde elevar los estándares de calidad. 

En las empresas donde la participación del personal en las decisiones de la dirección está más arraigada, por costumbre y por régimen jurídico, es donde estos principios suelen de manera natural tomar más protagonismo. Las empresas de economía social, e incluso las del denominado "cuarto sector", ahora más que nunca pueden tener la solución a bordo, es sólo necesario tomarse el tiempo de decidir si quieren seguir siéndolo. Por desgracia algunas ya no podrán, eligieron soluciones de otros sectores (ERE´s, despidos, cierre patronal... etc).

El artículo mencionado "¿Por qué cuesta tanto el cambio en las organizaciones?" aparece en la página 32 del siguiente enlace:

De la misma revista, el artículo "La mirada apreciativa" resulta aconsejable hasta estremecer también viejos hábitos. Recomiendo también su lectura (página 34). 

Agradecida por estos magníficos enfoques no puedo por menos que felicitar a la publicación TULankide. 




sábado, 17 de agosto de 2013

Saber y no saber, miedo, falsas creencias y cómo aprendemos.

Hoy preparando una presentación de trabajo, mientras preparaba el índice reflexionaba si incluir una idea, no porque no se interesase hablar de ella sino porque reconocía una falta de conocimiento más profundo del asunto, más teniendo en cuenta el auditorio que asistiría a la misma. Más tarde pensé que en realidad no necesitaba tener ese conocimiento tan profundo para dar valor a esa idea, contextualizándola convenientemente en la presentación y utilizando mi vivencia particular como el verdadero elemento que me haría conectar con la audiencia. En el fondo los demás casi nunca esperan que demuestres todo lo que sabes sino que comprendas más bien lo que sienten.

Ayer leía en el blog de Marián Rojas Estapé, que "comprender es aliviar", y encontré un motivo más para hacer la presentación que había pensado en un inicio. Cuando más o menos ya tenía decidida la construcción de la presentación e hilando fino sobre una de las cuestiones indexadas me encuentro en el blog de Pilar Jericó el artículo "Sólo sé que no sé nada" (Laboratorio de la Felicidad). Supongo que movida por las dudas de estos días atrás, y las inseguridades que levantan, he pulsado y me lo he leído sin dejar una coma. Al terminar mis primeras dudas no sólo no se disiparon sino que ahora me pregunto si en aquellos otros temas de mi índice, aquellos en los que sí confiaba tener un conocimiento suficientemente profundo, realmente están bien justificados en la presentación, total que ahora he pasado de la fase del aprendizaje del "Inconscientemente competente" a una anterior conocida como "Conscientemente competente".  Voy a ejercitar aquello que Pilar recomienda, cuestionar lo que incluso creía que estaba bien, de paso ejercito eso de la humildad que por lo que se cuenta es una virtud noble del espíritu. En esto del aprendizaje me temo que nunca está todo hecho, que siempre se están matizando nuestras creencias, que lo más aconsejado es no convertir en dogmático lo aprendido, porque mañana algo pasa que te remueve la creencia y te hace pasar al escalón más bajo. Además, personalmente creo que es bueno abrir el diafragma de nuestra mirada para comenzar a percibir aspectos de la realidad que si bien no estaban ocultos, nuestra forma de mirar así nos los hacían.

Sobre el miedo al rechazo, las falsas creencias y cómo aprendemos, el vídeo de Pilar Jericó me ha parecido muy pertinente y divertido. Se lo tomo prestado y aquí les dejo su estupenda intervención. 

domingo, 4 de agosto de 2013

Cambio. Presente.

Todo... Piénsenlo... Todo lo vivo cambia... crece, se transforma... se muda la piel y el gusto, varía nuestro tamaño y también lo hacen nuestras circunstancias. Incluso aquello que no está vivo lo cambiamos y lo modificamos a nuestro antojo o a la de las tendencias ¡qué se yo! Decía Drexler "Todo se transforma". Lo estable está en crisis. Incluso las relaciones personales para que sean estables deben "avanzar" ¿crecer? ¿desarrollarse? ¿cambiar?... 

Respecto a la dirección del cambio, ¿Sucede porque sí o la elegimos?... Si consideramos el mundo como un sistema, si algo se mueve el resto también lo hace y a veces no se vuelve a la posición original, con lo cual el cambio de produce al hacerse permanente. ¿Hasta qué punto uno de esos cambios del sistema te sacó de la casilla y te dejó hasta sin piel en una casilla que no era la tuya? Después del ¡caray! ¡Pero qué carajo! ¿Qué se hace? ¿Con qué se cuenta?

Aceptación. Recibimiento de forma voluntaria de una cosa. Aprobación. Admisión. Conformidad. Reconocer que no estamos en la casilla de siempre. Que el mundo ha cambiado y que nos sugiere hacerlo con él. ¡Ojo! "aceptar no implica resignarse, sino que se trata de darse cuenta de lo que en realidad está pasando independientemente de si me gusta o no"

Y ahora sólo queda volver la mirada a lo que somos, a quién somos. Elegimos hacer lo que hacíamos antes o si haremos algo nuevo, creando, imaginando, soñando, inventando... ocurrirán cosas diferentes, seguro. Igual el entorno se revela contra eso, nos conocieron de determinada forma, ya estábamos domesticados conforme a una forma predecible de actuar para ojos ajenos, que habían decidido elegirte porque eso encajaba con sus gustos y preferencias. Pero los demás ahora no importan mucho. Eres tú a quién las circunstancias te han dejado en un lugar diferente. Albert Einstein dijo que "Locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes." ¿Elegimos hacer lo sabido, trillando la nueva casilla con antiguas herramientas o elegimos explorar los rincones del nuevo espacio y fabricamos las herramientas que nos permitan sobrevivir en él? Si ya estás en la casilla nueva, si ya pasaste el duelo del ¡caray! ¡pero qué carajo!, si ya tienes a tus ojos observando la nueva realidad, si buscas una nueva herramienta, empieza por trabajar tu atención. Si. Parece extraño. Pero no. No lo es. En oriente ya sabían hacen miles de años por observación lo que aquí nos empeñamos en saber sólo por experimentación y evidencias científicas. Pues nada, ya están esas evidencias aquí. Trabajando la atención se mejora la observación, mejora la capacidad de percepción, se observa de manera diferente... de forma curiosa empiezan a surgir oportunidades donde antes todo eran amenazas. Puede que nos sorprenda incluso el sentimiento de agradecimiento a lo que provocó la revolución, puede que nuevos ojos vean nuevas y mejores personas y que antiguos ojos sólo vuelvan a vernos si es que algo nuevo les desnude hasta de su piel.



Debajo de todo proceso de cambio o de transformación existe algún tipo de dolor, incluso es a veces el propio dolor el que conduce a esa nueva casilla. Sentir el dolor no significa vivir con sufrimiento, el sufrimiento es la prórroga del dolor cuando toda nuestra atención está en el propio dolor. Hay que cambiar el foco, hay que iluminar esas otras zonas que no duelen para trascender el propio dolor. Situar la atención en otro lugar, aprender a explorar otros espacios que también están dentro de ti. 

martes, 30 de julio de 2013

Cambios y aprendizaje. Aprender a aprender.

En alguna que otra ocasión hablando del "cambio" encontré opiniones al respecto de tipo "¿por qué el cambio? o ¿para qué?... si me va bien". Ante este tipo de argumentos se me ocurre que la persona que los suele declarar asume que cambiar es una acción a ejercitar sólo si "algo no va bien". En tal caso, si existiese algún aspecto disfuncional (externo o interno) en la persona, quedaría al parecer plenamente justificado dicho cambio. Lo curioso es que incluso existiendo ese aspecto disfuncional que podría motivar un cambio y justificarlo, aún encontramos cierta resistencia en las personas a los cambios. No sé si es el rubor de no querer admitir en público que hay algo en lo que debemos mejorar lo que nos dirige a las trincheras del porqué y del para qué. Otras veces tal vez el temperamento de ciertas personas actúa como viento huracanado y arrasa el más simple discurso del cambio, reduciéndolo a escombros y negando su potencial. Y es así que creo que en el fondo el cambio asusta, porque cambiar requiere volver al no saber, a la indefensión de exponerse sin armas a la novedad, requiere humildad para salir de eso que se conoce como "zona de confort", que tanto valor tuvo un tiempo atrás, y dejarse guiar. Creo que cambiar es abrazar la experiencia de aprender, y tal vez desde lo aprendido, y su puesta en acción, sea cuando sucede ese cambio, para que todo siga creciendo, evolucionando o madurando de forma natural.

Aprender es una palanca de cambio, provoca remolinos en nuestras creencias, remueve sueños, pero necesita irremediablemente de un deseo, de una ventana abierta que deje paso el nuevo aire, de unos ojos bien abiertos, de una voluntad que busque los propios motivos, de unos pies inquietos y unas tremendas ganas de no convertir en dogma lo conocido, para permitirnos el incalculable placer de recuperar la confianza y creer que se puede. Me pregunto si esto del cambio al fin y a la postre lo que permite sea conectar con uno/a mismo/a, si nos permite fluir de algún modo conectando razón y emoción. Me pregunto si el cambio no tiene que ver con el talento, si es o no una herramienta para su búsqueda o tal vez para su hallazgo. 

Este vídeo motivó esta reflexión. Espero que también les guste. Feliz semana.