domingo, 4 de agosto de 2013

Cambio. Presente.

Todo... Piénsenlo... Todo lo vivo cambia... crece, se transforma... se muda la piel y el gusto, varía nuestro tamaño y también lo hacen nuestras circunstancias. Incluso aquello que no está vivo lo cambiamos y lo modificamos a nuestro antojo o a la de las tendencias ¡qué se yo! Decía Drexler "Todo se transforma". Lo estable está en crisis. Incluso las relaciones personales para que sean estables deben "avanzar" ¿crecer? ¿desarrollarse? ¿cambiar?... 

Respecto a la dirección del cambio, ¿Sucede porque sí o la elegimos?... Si consideramos el mundo como un sistema, si algo se mueve el resto también lo hace y a veces no se vuelve a la posición original, con lo cual el cambio de produce al hacerse permanente. ¿Hasta qué punto uno de esos cambios del sistema te sacó de la casilla y te dejó hasta sin piel en una casilla que no era la tuya? Después del ¡caray! ¡Pero qué carajo! ¿Qué se hace? ¿Con qué se cuenta?

Aceptación. Recibimiento de forma voluntaria de una cosa. Aprobación. Admisión. Conformidad. Reconocer que no estamos en la casilla de siempre. Que el mundo ha cambiado y que nos sugiere hacerlo con él. ¡Ojo! "aceptar no implica resignarse, sino que se trata de darse cuenta de lo que en realidad está pasando independientemente de si me gusta o no"

Y ahora sólo queda volver la mirada a lo que somos, a quién somos. Elegimos hacer lo que hacíamos antes o si haremos algo nuevo, creando, imaginando, soñando, inventando... ocurrirán cosas diferentes, seguro. Igual el entorno se revela contra eso, nos conocieron de determinada forma, ya estábamos domesticados conforme a una forma predecible de actuar para ojos ajenos, que habían decidido elegirte porque eso encajaba con sus gustos y preferencias. Pero los demás ahora no importan mucho. Eres tú a quién las circunstancias te han dejado en un lugar diferente. Albert Einstein dijo que "Locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes." ¿Elegimos hacer lo sabido, trillando la nueva casilla con antiguas herramientas o elegimos explorar los rincones del nuevo espacio y fabricamos las herramientas que nos permitan sobrevivir en él? Si ya estás en la casilla nueva, si ya pasaste el duelo del ¡caray! ¡pero qué carajo!, si ya tienes a tus ojos observando la nueva realidad, si buscas una nueva herramienta, empieza por trabajar tu atención. Si. Parece extraño. Pero no. No lo es. En oriente ya sabían hacen miles de años por observación lo que aquí nos empeñamos en saber sólo por experimentación y evidencias científicas. Pues nada, ya están esas evidencias aquí. Trabajando la atención se mejora la observación, mejora la capacidad de percepción, se observa de manera diferente... de forma curiosa empiezan a surgir oportunidades donde antes todo eran amenazas. Puede que nos sorprenda incluso el sentimiento de agradecimiento a lo que provocó la revolución, puede que nuevos ojos vean nuevas y mejores personas y que antiguos ojos sólo vuelvan a vernos si es que algo nuevo les desnude hasta de su piel.



Debajo de todo proceso de cambio o de transformación existe algún tipo de dolor, incluso es a veces el propio dolor el que conduce a esa nueva casilla. Sentir el dolor no significa vivir con sufrimiento, el sufrimiento es la prórroga del dolor cuando toda nuestra atención está en el propio dolor. Hay que cambiar el foco, hay que iluminar esas otras zonas que no duelen para trascender el propio dolor. Situar la atención en otro lugar, aprender a explorar otros espacios que también están dentro de ti. 

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